sábado, 31 de marzo de 2018

Los Vigilantes VII

Los vigilantes VII

El despertar de Raúl


En la pequeña habitación, se encontraba Raúl en el cuerpo de Sandra, una joven que se ha tenido que ir ganando la vida, prostituyéndose.




-Umm (decía un somnoliento Raúl).
-Que cansado estoy.




Ni bien abría los ojos y ya empezaba a percatarse de que algo andaba fuera de lo común, la habitación lucia más pequeña a comparación de su cuarto, además de que no recordaba que su cabello fuese más largo, llegando un mechón negro a su nariz. Pero lo más impactante fue sentir que alguie le estuviese tocando el muslo, incomodando de gran manera a Raúl, volteándose al instante y percantándose que al parecer había dormido con un hombre. 

Raúl sin saber qué hacer, grita de forma indignada:

-¡Oye!

Raúl al decir esto, quedó en shock ya que no había notado su nueva voz, observando con más claridad a su alrededor y hacia sí mismo, percatándose de que era una mujer de piel oscura.

-¡Santo Dios! (decía sorpresivamente)

-¡Soy una mujer!

-Y una muy hermosa. ¿Qué tal si repetimos lo de anoche nena? (decía aquella persona tendida a su lado, mientras no paraba de tocar su trasero).

-¡Suélteme! ¿Quién es usted? (decía Raúl asustado)

-Al parecer se te subieron las copas ayer cariño, yo soy tu cliente, ¿recuerdas?

-¿Cliente?

-¡Si!

-Mire, esto es un error, no sé lo que está pasando aquí, pero yo no soy esta mujer, mi nombre es Raúl, Raúl Sánchez.

-¿Raúl Sánchez?

-Imposible, él es el jefe de la compañía en la que trabajo, ¿cómo podrías provarmelo?

-Mmm, veamos, oh ya, hace una semana despedí al supervisor del sector B.

-¿Cómo es que una chica sabe esto?

-Ya te lo dije, soy el señor Raúl...

-¡Señor Raúl! Un gusto en conocerlo, soy Enrique, trabajo en el sector A (tratando de estrechar su mano aún acostados ambos)

-Y dígame, ¿cómo llegó a aquí?

-Aún no lo sé (tratando de levantarse de la cama, pero al hacerlo se percata de que está desnudo)

-¡Dios mío! ¡Dios mío!
-Esta chica es una pecadora...




-Disculpeme señor, lo que pasa es Sandra, el cuerpo en el que está es una prostituta.

-¡Santos cielos! Rápido, pásame algo de ropa (decía desesperadamente)

*Enrique enseguida le pasa las ropas, mientras que Raúl se tapa con la sábana*

-Gracias Enrique, ¿podrías hacerme un favor?

-Claro, dígame.

-¿Podrías salir de la habitación por unos momentos?

-¡Claro! (levantándose en seguida, dejando descubrir su desnudo cuerpo)

-¡Ahh! (intentando no mirar)

Dijo Raúl, pero al parecer este no podía evitar no mirar, sentía que su cuerpo reaccionaba con diversos estímulos, en otras palabras, estaba calentándose.

*Enrique toma sus ropas y sale de la habitación*

-¿Qué me está pasando? (decía Raúl intranquilo) 

-Intentaré bañarme, tal vez eso funcione (intentando buscar la puerta del baño)

Al entrar, pudo observar su cuerpo en el espejo en su totalidad.
Raúl, tratando de no mirar demás, decide abrirle a la regadera cayendo el agua caliente.

Comenzó agarrando shampoo y frotándoselo en el largo cabello que ahora tenía, de ahí tuvo que pasar sus manos por sus glúteos.



Al llegar hacía su parte íntima, Raúl dijo:

-Perdóname señor por lo que haré (mientras tallaba con sus manos su ahora vagina).

De pronto, Raúl sintió un hormigueo intenso recorrer todo su cuerpo, haciendo que éste soltase un gemido intenso que se escuchase en toda la habitación.

-¿Qué me está pasando? (decía Raúl nervioso, mientras seguía pasando sus dedos a través de su vagina) 

-Esto... Se sinte... ¡Increíble! (decía maravillado)

-Mmm, ¿Raúl? ¿Está usted bien? (Decía Enrique tocando la puerta desde afuera de la habitación)

-¡Sí! Me había golpeado con algo, no es nada grave (decía asustado)

Terminó de enjuagarse y salió enrollado con una toalla.

Continuará...











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